Reproducción de subfusil, fabricado en metal, con mecanismo simulador de carga y disparo, tapa móvil de seguro, cargador extraíble y culata retráctil con doble posición.
El M3 fue un subfusil automático diseñado en 1941 por George Hyde, armero con experiencia en el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial y que en 1927 emigró a los EE. UU. El arma fue un encargo del ejército norteamericano al observar la efectividad de subfusiles europeos como la MP alemana o la Sten británica y los problemas de producción y coste de la Thompson M1928A1.
El subfusil M3 tuvo como objetivo la simplicidad: accionado por retroceso de masas a cerrojo abierto y disparando ráfagas que se alimentaban de un cargador de petaca recto con doble hilera de munición con capacidad de 30 cartuchos 45 ACP (de 11,4 mm). Un arma completamente metálica que disponía de culata telescópica y con una ventana de expulsión para la eliminación de los cartuchos disparados, que a su vez actuaba como seguro ante posibles caídas o golpes que dispararan el arma accidentalmente.
Pese a los problemas en su fabricación, la M3 se ganó las simpatías de los soldados y se popularizó como la ‘Grease Gun’ (engrasadora). Esta denominación proviene de su parecido con los engrasadores a presión utilizados por los mecánicos en el mantenimiento de la maquinaria bélica pesada. Hacia el final de la Guerra, se habían fabricado unas 600.000 unidades del M3. Se utilizó también en las contiendas de Corea y Vietnam y estuvo en activo hasta mediados de los 90.
La Grease Gun entró en combate en 1942 con el ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial, conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945, en el que se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo, agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas: los Aliados de la Segunda Guerra Mundial (EE. UU., URSS, Reino Unido y China entre otras) y las Potencias del Eje (Alemania, Japón e Italia). Fue la mayor contienda bélica de la Historia, con más de cien millones de militares movilizados, y en la que los grandes contendientes destinaron toda su capacidad económica, militar y científica al servicio del esfuerzo bélico, borrando la distinción entre recursos civiles y militares. Fue el conflicto más mortífero de la historia de la humanidad, con un resultado final de entre 50 y 70 millones de víctimas.
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